Sacado del libro Los 30,5 Secretos de la Venta, el Servicio y el Éxito, de Francisco Senn

Cómo permitir que la magia entre en nuestras vidas.

Te voy a leer la mente, si me lo permites, claro. Yo sé qué quieres pensar de ti mismo, y que al mismo tiempo deseas que los demás también lo piensen, que eres una persona lógica y racional.

Nada más lejos de la realidad.

Creemos que tomamos decisiones lógicas y, bueno, yo también lo creía, así que no te culpo por pensar de forma tan inocente.

En un arranque de sinceridad impropio de mí, te voy a decir la verdad.

No eres tan listo.

No, no es que yo opine esto en concreto acerca de ti, es simplemente el título de un libro que recientemente ha caído en mis manos. Aunque tengo que aceptar que después de leer unos cuantos capítulos, tengo que estar de acuerdo plenamente en la frase.

No somos tan listos, al menos no cómo nos gusta sentir que somos.

Y no hace falta ninguna prueba de inteligencia, con darnos cuenta y evaluar la gran mayoría de las decisiones que tomamos los seres humanos todos los días es más que suficiente.

No voy a argumentar en esta charla por qué la afirmación anterior es cierta en su sentido más literal, porque para encontrar buenos argumentos lo mejor es leerse el libro No eres tan listo de David McRaney, o algún otro que promulgue lo mismo.

Lo que se desprende de muchos estudios de conducta realizados recientemente es que nuestro intelecto real, el que se demuestra en una prueba de inteligencia, es superior en mucho al intelecto de nuestras decisiones y actos.

Es decir, aunque nos gusta pensar y creer que tomamos decisiones lógicas y racionales la mayoría del tiempo, la verdad es exactamente lo contrario. La mayoría de nuestras decisiones son irracionales y demuestran un bajo coeficiente intelectual.

Tomemos como ejemplo la prueba de Peter Cathcart Wason, un doctor en psicología británico que en 1966 diseñó un test de decisiones lógicas que, analizado, resulta excesivamente simple para cualquier persona de intelecto promedio. Sin embargo, cada vez que se aplica en condiciones experimentales se obtiene el mismo resultado: tan solo un 10% de los participantes son capaces de contestarlo bien a la primera.

Créeme; la prueba es realmente simple. Existe mucha información al respecto de esta prueba que puedes consultar tanto en Bing o Google, como en diversos artículos que se han escrito sobre el tema, por lo que no me extenderé en esta. Si no me crees, busca la información y convéncete tú mismo o tú misma.

Pero, además de este y muchos otros experimentos, existen otras muestras de irracionalidad contemporánea en los humanos que puedes verificar por ti mismo. Compramos una y otra vez lo que no necesitamos, engañamos y mentimos hasta cuando no es necesario (si es que en alguna ocasión pudiera llegar a serlo) y somos descubiertos el 90% de las ocasiones, compramos algo para después descubrir que no nos sirve de nada, votamos por partidos políticos que nos ofrecen propuestas incumplibles, pueriles, irrelevantes, insustanciales y sin sustento lógico alguno, etc.

¿Sigues pensando que somos seres lógicos, como dice cierto e insultante anuncio televisivo? Dime entonces cuál es la lógica del matrimonio o de las tarjetas de crédito.

¿Tenemos remedio? ¿Esperas que te diga que sí, que por supuesto? Pues no lo sé, qué quieres que te diga. Prefiero pensar que sí, pero no te aseguro nada.

Según Eckhart Tolle, el autor del libro El poder del Ahora, estamos ante un despertar de la humanidad, al menos espiritual. Y puede que tenga razón.

¿Cómo huir de un CI (Coeficiente de Idiotez) alto? te tengo cuatro recomendaciones, que no garantías:

  1. Responsabilidad personal. Como decía Robert Schuller, un pastor protestante norteamericano del siglo XX especializado en desarrollo personal, “Si va a ser, depende de mí” (If it´s going to be, it´s up to me). Jamás dejes ningún resultado de tu vida en manos de algo externo. Vas directo a la decepción.
  • Utiliza un Coach. Sí, ya sé lo que vas a decir. Que yo ejerzo de Coach y que no es válida mi recomendación. Pues no será válida, pero es lógica. Un Coach puede ayudarte a distinguir un crecimiento inesperado del CI y evitar que tomemos una decisión espantosa.
  • Sé creativo. Recuerda recordar olvidar que no eres creativo, porque lo eres desde que naciste. No importa qué problema o situación estés resolviendo en este instante, una solución nueva está esperándote probablemente delante de tus narices y, salvo que las tengas tan grandes como las mías, abre los ojos y la verás de inmediato.
  • Sé consciente de que la mayoría de tus decisiones no son racionales. Acéptalo sin culpa y sigue adelante, pero ahora con mucha mayor autoconciencia. La autoconciencia, además de ser una de las cinco características de una alta Inteligencia Emocional, es el inicio del cambio, la creatividad es la continuación.

Como consuelo, te puedo decir que la humanidad, al menos en test y según los expertos, ha incrementado su Coeficiente Intelectual en cerca de 20 puntos porcentuales desde inicio del siglo XX en que empezaron a aplicarse estas mediciones más sistemáticamente. Ahora solo falta que nuestras decisiones nos alcancen.

De momento lo más urgente si quieres cambiar tu vida es abandonar la lógica. Esta te dirá una y mil veces que no vas a poder. Si lo piensas lógicamente, las probabilidades de que cualquier emprendedor pequeño que inicie un negocio consiga ganarle terreno o clientes a otro más grande son ínfimas.

La lógica dice que estamos indefensos ante cualquier amenaza financiera, ya sea que la llamemos crisis de los derivados o del petróleo. Basado en la lógica, NUNCA VAS A SALIR DE DONDE ESTÁS NI PODRÁS JAMÁS CAMBIAR TU CONDICIÓN.

Así que, que se vaya a ya sabes dónde la lógica. Abre tu corazón a la magia, al milagro. Un hermoso libro que alguien, quien por cierto me apreciaba sin yo saberlo, me regaló un día decía “Los milagros son lo normal, lo anormal es la ausencia de estos”. Y yo he vivido “milagros” en muchas ocasiones. Seguramente tú también, aunque nos hayas sido consciente de ellos. El primer paso es abrirse a la magia, pensar que la magia existe y no solo en los espectáculos públicos.

Haz magia…

Cuando te abras a la magia, serás también capaz de crear magia para tus amistades, clientes o demás personas que te importan. Crea magia para los demás.

Haz que las cosas salgan de los sombreros como si estuvieran apareciendo, esto va a permitir que las personas con quienes te relacionas te pongan en su memoria, que crean que conocerte es un evento memorable y no un evento ordinario.

Si, por ejemplo, eres empresario, piensa en cómo hacer que tu negocio realmente convierta las cosas que parecen reales y sencillas en mágicas. Con esto vas a entretener a tu cliente, le vas a dar una sorpresa y te vas a seguir diferenciando de los demás, sin necesidad de caer en las tan vulgares rebajas de precio.

Una historia personal mía te puede dar una idea de a qué me refiero con esto de abrirse a la magia o entender que algo similar a un milagro acaba de ocurrir en tu vida.

Costa Rica, 1997. Congreso Internacional de la ACOCRE, Asociación Costarricense de la Creatividad. Lo recuerdo bien porque fui invitado a impartir un taller de Ventas con Programación NeuroLingüística. Después de un viaje largo, nada más llegar al hotel fui con Verónica, la organizadora, a que me diera información acerca de mi participación, sala, horario, etc.

Verónica me dio la información que buscaba muy contenta de saber que ya estaba presente y que no me había perdido por el camino. No creas, que se pierda un conferencista antes del evento en este tipo de viajes no es algo tan extraño como parece.

Pero todo dejó de ser tan maravilloso cuando le dije “Vero, ¿tendrás los acetatos que voy a usar en mi presentación?”. Te estarás preguntando que son acetatos, y es que en aquella época no usábamos power point ni ordenadores para hacer las presentaciones, si no unas diapositivas transparentes llamadas acetatos por el material en que estaban hechas y un proyector, con el que proyectábamos los acetatos en una especie de pantalla blanca.

Después de un infructuoso “Claro, los busco ahora mismo”, llegamos a la conclusión de que, debido a un error no se sabe de quién, no había acetatos que presentar, estaban perdidos.

Entré, debo reconocerlo, en pánico. No estábamos en San José, la capital. Estábamos en un Resort en la montaña, a varias horas de San José y sin posibilidades reales de reproducirlos, imprimirlos, copiar la impresión encima de los acetatos y tenerlos listos para esa misma tarde.

Como no había manera de tener la presentación me resigne a realizarla sin más ayuda que la del Espíritu Santo y mi capacidad de improvisación.

Pero un milagro estaba a punto de suceder. Esa misma tarde, unos minutos antes de la presentación… Antes, déjame regresar un año atrás.

Guanajuato, México, junio de 1996. Congreso nacional de la AMECREA, Asociación Mexicana de la Creatividad. Me pidieron que impartiera una conferencia acerca de cómo vender con PNL. Al finalizar el evento, decidimos los instructores irnos a cenar y a tomar unas copas.

Aunque ya había compartido tiempo con mis compañeros, ese momento de la celebración última me permitió conocerlos mejor y establecer una amistad entrañable con muchos de ellos.

Conocí a Rodolfo, un sensacional expositor y experto en estrategia; a Marta, una experta en generar momentos creativos; a Lucy, fabulosa en inducir emociones intensas en la audiencia; a Ricardo, un amigo colombiano con el que he visitado media Latinoamérica, experto en servicio al cliente y a Marcia, una Psicóloga brasileña que lograba que el público se comportara como si estuviera en un circo y ellos fueran los integrantes del circo.

El caso es que, con la alegría del momento, al despedirnos, olvidé en el restaurante mi carpeta con todos los materiales y acetatos, recuerda que no existía Power Point, de mi presentación.

Ahora avancemos un año y vayamos directamente a unos minutos antes de mi presentación en Costa Rica. Estaba en mi habitación, dedicado en cuerpo y alma a ver si lograba recrear la presentación en mi ordenador portátil, como apoyo a lo que iba a presentar. Una llamada inesperada entró en el teléfono, una llamada que yo no deseaba en ese momento porque estaba realmente presionado en reproducir el material.

“Sí, diga”, contesté apresurado. Una voz femenina contestó del otro lado.

“¿Francisco?”.

“Sí, soy yo”, contesté, reconociendo un marcado acento brasileño.

“Soy Marcia, ¿me recuerda?”. Los brasileños hablan mucho de usted, por lo que confirmé que era Marcia, pensé, “en un mal momento porque necesito terminar”, pero no quise ser descortés.

“Claro que te recuerdo Marcia, que gusto saber de ti. ¿Acabas de llegar?”, le dije con tono de aprecio.

“Sí, no deshago ni las maletas, pero quise que supiera que tengo conmigo el maletín que dejó en el restaurante de Guanajuato. Si quiere, cuando terminemos el evento de hoy, nos vemos y se lo entrego”.

“¿El maletín con los acetatos de la presentación?”, respondí incrédulo.

“Sí, ese mismo”, confirmó Marcia.

“¿A la noche?, le dije entusiasmado, “No, lo necesito ahora”.

Si esto no es un milagro, entonces no sé cómo llamarlo, pero ese día yo conté con mi presentación. Si la palabra milagro te parece algo exagerada, podemos llamarlo sincronicidad si lo deseas y es más aceptable para ti. Como dice Eckhart, las palabras son simplemente símbolos y si no nos gustan las podemos tirar y usar alguna otra. Personalmente la palabra “sincronicidad” creada por Jung me parece acertada, original y de suficiente sofisticación para que pienses que soy verdaderamente culto.

Déjame intentar leerte la mente de nuevo. Estás, a lo mejor, pensando que eso de la magia está muy bien, pero que en la vida hay que ser más realistas. Finalmente, puede ser que todo en la vida sea mágico, o real, o ambas cosas a la vez, pero si abrirse a la magia es gratis, yo lo haría, porque como decía Nietzsche, lo que no mata al hombre lo hace más fuerte.